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Cuevas Devetashka y Lovech

14/10/18

Cuevas Devetashka

Nos levantamos pronto para ir al aeropuerto a recoger el coche. Nos cuesta un rato puesto que el chico no estaba en la oficina. La chica de seguridad nos llamará a un teléfono que pone en la puerta muy amable. Tras recoger el coche nos vamos rumbo a estas cuevas, están a dos horas desde aquí. Es una zona desconocida para el turista. Digamos que no mucha gente llega hasta allí. El paisaje que vamos viendo por la carretera es puramente otoñal, rico en colores ocres, amarillos y verdes caducos.

He de decir que los búlgaros conducen rapidísimo y por autopista máximo se puede ir a 140 y la gente le pisa bien. En cuanto a las señales decir que menos mal llevamos Gps porque hay muchas que están en cirílico.

Llegamos a nuestro destino y nos cobrarán 3 Lev por persona para entrar, 2 Lev a senior y 1 Lev a estudiantes. Me preguntaba el hombre si éramos estudiantes y me subió el ánimo. Mi crisis de los 40 se vino abajo por un momento. Antes de llegar a la entrada cruzaremos un puente mientras varios locales nos ofrecen souvenirs de murciélagos, imanes y alguna otra cosa típica.

Vemos esa cavidad enorme y recorremos observando esas aberturas en el techo desde varios ángulos. La verdad que es muy curioso. Hay murciélagos en la parte interna. En la externa entran los rayos del sol así que no hay más que algún pájaro perdido. La verdad que merece la pena ver esta maravilla natural.  Tras acabar la visita compramos algún imán para el frigorífico y decidimos ir a comer a Lovech.

Qué ver en Lovech

Nada más llegar tenemos suerte y aparcamos en el centro. Nos hemos quedado sorprendidos con el puente de este pueblo que parece estés en Florencia. Es un pueblo precioso. Antes de visitarlo nos sentaremos en la plaza en un restaurante llamado Drakata. Empezó en 1884 y tiene su historia. Nos la cuenta su carta enorme que parece esté en papel de periódico viejo. Pedimos calamares, salchichas típicas de Bulgaria, pan tostado recién horneado con queso. De beber pedimos agua y limonada amarilla. De  postre comeremos Famous chocolate y yogurt Búlgaro con miel y nueces. Todo exquisito por un precio de 30 Lev (15-euros).  Un sitio super recomendable, tiene una terraza acogedora y la atención es muy buena.

 

Decidimos ir a pasear el puente de madera y la zona de las casas que son patrimonio de la Unesco. Empezamos atravesando la plaza con el monumento a Todor Kirkov 1929.

Continuamos subiendo una cuesta donde ya vemos se asoman esas viviendas antiguas. Son viviendas de madera que curiosamente ponen fotos en la puerta de la gente que ha fallecido. Las casas son blancas con techos negros con mucha solera. Las viviendas datan de 1850/1870.

 

 

 

 

 

 

Subimos hasta el museo etnográfico. Vemos al lado una iglesia con dos cúpulas llamada Bogoroditza.

 

 

 

Subimos al fuerte de Hisar y vemos una estatua gigante de un personaje que no conocemos. Desde arriba hay vistas magníficas de todo el pueblo así como la cordillera rocosa que lo envuelve. Vemos el río Ossam y el puente que visitaremos en breve.

Bajamos y allí que vamos, es un puente de madera totalmente cubierto.

Tiene puestos a ambos lados y el parecido con Florencia es tremendo. Aquí dentro se encuentra la oficina de turismo donde hay una maqueta del pueblo. Este puente fue reconstruido en 1931 después de un incendio pero data de 1876.  Sacaremos fotos desde la otra orilla y vemos las casas de colores con sus arcos.

Lovech es el camino más corto entre el Danubio, los Balcanes y el Mar Egeo. Aquí se unían caminos romanos hace muchos años. Este pueblo fue asentamiento de tribus tracias, concretamente antecesores de los Búlgaros. Nos vamos ya dejando esta ciudad que dicen que si vienes en primavera huele a lilas por los campos que la rodean.

Llegamos en dos horas y aparcamos sin dificultad. Iremos a cenar a Vitosha y en Pizza Shop tomaremos dos pizzas, un agua y una cerveza por 38 Lev. Nos ha cobrado un 10% de más, no sabemos si es por estar en la terraza o la propina que se la han incluido. La pizzería no está mal pero las pizzas un poco sosas. El sitio es muy coqueto, estamos en la terraza con estufas y luces pequeñas. De ahí volveremos al hotel.

 

 

Me encanta viajar y vivo mi día a día pensando en mi próxima aventura. Espero que disfrutéis leyendo mis relatos alrededor del mundo.

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